Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección contra el desempleo. Así comenzó dirigiéndose al público ayer, la que fue madrina del último pase de MUSOC en Castrillón, Ana Mari del Instituto de Paz y Solidaridad. La aplicación del artículo 23 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos brilla por su ausencia en el último trabajo de Marco Martins, una película oscura, sucia y desgarradora sobre la precariedad laboral, Great Yarmouth: Provisional Figures.
Antes del impactante descenso a las entrañas del más perverso capitalismo, MUSOC quiso darle las gracias al numeroso público que volvió a congregarse en el Centro Cultural Valey. Gracias por darle calor durante los tres pases de esta edición de la muestra, que este miércoles 25 de enero llegó a su fin tras tres viajes muy diferentes por el cine social y comprometido, y que ya son referencia de todos los principios de año en Piedras Blancas.
Comfortable… Confortável… Confortable…
Una habitación con vistas al mar es lo que promete Tânia a cientos de trabajadores migrantes portugueses y que repite como un mantra, mientras pretende mejorar su inglés a través del teléfono móvil, practicándolo de viaje en viaje por una ciudad, que como las historias de sus protagonistas, nunca brilla. Una increíble interpretación la de Beatriz Batarda, que se ilusiona con gestionar algún día, alojamientos ‘comfortables’ para la tercera edad, mientras tanto lo que gestiona es el horror de sus compatriotas, que malviven y ‘maltrabajan’ en una fábrica local de procesamiento de pavo.
Nuestro viaje, como el de Tânia, es duro, con una puesta en escena que no nos da tregua, gracias a su particular fotografía y a una banda sonora que por momentos nos inquieta como si de una película de terror se tratara. Un director, Marco Martins, al que seguirle la pista y que llegó a Castrillón avalado por reconocimientos en festivales como Cannes y Venecia. Un cine que se inserta en tu memoria, con imágenes a las que probablemente te verás obligado a volver aunque no quieras, mientras por ejemplo haces cola en la charcutería.

















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