Con el documental “Labordeta, un hombre sin más”, clausuramos esta edición de MUSOC. Con un teatro lleno a rebosar, quisimos rendir un sentido homenaje al que fue nuestro político, poeta, cantautor, maestro, y, sobre todo, padre. Un padre que su familia tuvo que compartir con toda España durante décadas. Zaragoza puede estar muy lejos pero ayer la sala en pleno se trasladó a la mismísima plaza del Pilar. La encargada del ejercicio de exhibicionismo que supone esta película, y que agradeceremos siempre, ha sido su hija Paula que junto al ganador de un Goya Gaizka Urresti han realizado un trabajo con el que ahora no paran de recibir cariño, aplausos y premios.
Labordeta fue un artista capaz de crear himnos a la tolerancia, a la libertad o el despertar colectivo, y también poemas sonoros de amor. Ayer MUSOC quiso devolver parte de todo lo que nos entregó durante décadas, rindiéndole un homenaje musical a cargo de algunas de las mejores voces de Asturias: Mapi Quintana, Puri Penín, Jacobo de Miguel y Vaudí pusieron su mejor hacer con las versiones de las canciones más conocidas del aragonés, que tuvieron como colofón un “Canto a la libertad” que contó con un coro de lujo, el de todo el público de la sala.
El cariño y admiración por ese “hombre sin más”, capaz de mandar a la mierda a medio congreso de los diputados o de leerles una poesía de su hermano Manuel para mostrar su rechazo al ataque a Irak, quedó más que patente en una noche mágica.
Ante los desmanes del mundo necesitamos un espacio así: de libertad, encuentro, pensamiento crítico, cine y música.
También quedó patente que el MUSOC de este año tuvo como denunciar todas las cosas que nos tienen #hastaelmoño. Hasta el moño de discursos de odio, de discursos racistas y xenófobos, homófobos y tránsfobos. De machismo, de violencia contra las mujeres… de violencia en general, de maltrato animal. Hasta el moño de desahucios, de que haya gente sin casa, casas sin gente; de políticas depredadoras con el medioambiente y comunidades indígenas y campesinas; hasta el moño de señores de la guerra…y de sus aviones. Hasta el moño de los bulos que agrietan la democracia, que hacen daño, que solo contribuyen a aumentar la miopía social, los prejuicios y la crispación. Hasta el moño de la ultraderecha, del fascismo. Hasta el moño de los censores de la libre expresión. Hasta el moño de muertos en las cunetas, en los océanos, de muros y de concertinas. Hasta el moño de la pobreza y la exclusión social; de la brutalidad policial, militar y paramilitar, de los hostigamientos a civiles desarmados que se movilizan para reivindicar sus derechos.





























