Esta noche el público salió estremecido del auditorio de La Pola Siero. Rival fue la película que amadrinó la Coordinadora de ONGD del Principado de Asturias, y que dejó casi sin respiración a la cuarentena de personas asistentes.
Marcus Lenz nos da una visión de la inmigración desde los ojos de un niño de 8 años. La muerte de su abuela le lleva a emprender viaje desde Ucrania para encontrarse con su madre. Oksana, inmigrante ilegal en Alemania, trabaja para un viudo, Gert, con el que tiene una relación que va más allá de lo laboral, no por amor, si no por esas relaciones desiguales fruto de la necesidad. Gert y el pequeño se convierten en rivales condenados a entenderse.
Aunque el equilibrio es precario parece que todo puede ir bien, pero todo se desmorona en un sitio en el que todo es hostil.
La película que, en ocasiones es tierna y divertida, muestra un equilibrio precario que torna al drama cuando todo comienza a desmoronarse. Realmente la situación es dramática pero no se nos pone el nudo en la garganta, si no que nos oprime, nos angustia, consigue transmitirnos sensaciones de una película de terror. Y es que Roman, el niño protagonista, expresa a la perfección esa sensación de no entender qué pasa, de sospecha, de temor, miedo y espíritu de supervivencia por las que pasamos cuando vemos una película de suspense. El llanto calmo y el grito de rabia podrían resumir la vivencia de esa infancia migrante en una Europa que no les quiere.
Supongo que todas esas sensaciones son las que vive también Adou, el niño protagonista del libro que La Palabra Filmada nos propone para acompañar esta sesión: Me llamo Adou: la verdadera historia del niño de la maleta que conmovió al mundo de Nicolás Castellano. La historia real de un niño de 8 años que localizaron en el puesto fronterizo del Tarajal en Ceuta metido en una maleta. Viajaba desde Costa de Marfil con su padre. Ahora vive en París y su padre está pendiente de juicio por tráfico de personas.
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